He pasado una tarde de domingo en perfecta compañía. Con una niña artista de siete años que emula a Miró, el mejor té verde de la historia y un manchego que me ha quitado hasta el hambre de venganza. Me hacía falta después de los acontecimientos de la última semana.
Simoneta es una mujer con una clase excepcional, tanto como su cultura y carisma, que sólo es superada por el calor de su compañía. Simoneta, es una buena amiga de Nuria, rebosa de buen carácter e inteligencia. Siempre que me paro a pensar, me doy cuenta de la calidad de las cosas que rodean a Nuria. Sabe elegir, sus amigos son buenas personas. Personas que aportan.
Gracias a Nuria conocí hace un par de años a Pablo, al que adoro, conocí a Noelia, que está siendo maravillosa, y por supuesto conocí a Simoneta, que me abre los ojos con cada palabra.
Nuria, Pablo, Noelia y Simoneta, son personas excepcionales, de las que sólo puedo aprender. Son seres etéreos, nobles, como los espíritus del bosque, los que te guían cuando te pierdes, que jamás te juzgan. Seres que se hacen querer, que se interesan y que aceptan mi descabellada forma de ser. Aunque no siempre la aprueben, jamás me criticarán y menos a la espalda. Van de frente, diciéndome las cosas a la cara, y esperando de mi que yo haga lo mismo. Seres excepcionales salidos del más increíble cuento que es la vida que vivimos. Estoy tan agradecida a Nuria por haberlos convocado para que apareciesen en mi vida. Nuria el hada madrina, la hacedora de ilusiones. Tengo que pensar un hechizo fuera de lo común para su cumpleaños, que está ya cercano. Algo que ni se imagine.
Ellos, todos, se rigen por las fantásticas normas de la discreción, el cariño, la compresión, el consuelo y la ayuda mutua. Son la mano que te sujeta cuando crees que te vas a caer. Ellos me abren puertas a nuevos mundos lejanos, me enseñan otros lugares remotos dónde todo se percibe con la elegancia de la labor bien hecha.
La hipocresía no tiene cabida en su mundo, todo se discute al calor de la amistad, se habla y, sobretodo, se tolera. Porque estos seres fantásticos valoran de verdad una amistad, y saben cual es el valor que tiene ésta: infinito, si es verdadera; nulo, si es fingida.
pie de foto: Bailarina II, Joan Miró 1925
Querida Maggie,
ResponderEliminarno me merezco tanto pero GRACIAS por tus palabras. Ha sido una tarde de las que hay que repetir, sin más. Y la próxima vez voy a procurar que el té siga siendo verde y el queso sea de Burgos...ya sabes el por qué.
Un abrazo Simoneta
Gracias a ti, y por supuesto, si comemos queso de burgos o morcilla, la cuestión es vernos!
ResponderEliminarHola querida, muchas gracias por pasarte por mi blog, y desde luego que cuanta razon tienes, hay que elegir a los amigos, gente con la cual estemos super agusto, porque para estar adisgusto ya tendremos tiempo...
ResponderEliminarBesos guapa¡¡¡¡