martes, 12 de enero de 2010

la revelanción de la orgía


"La única forma de soportar
la existencia es aturdirse
en la literatura como
en una orgía perpetua."
(Gustave Flaubert)



Divago por la red, sin rumbo. Montones de palabras escritas por personas corrientes, por genios y por genios corrientes. Millones de pensamientos expuestos en el universo de los bits. Me siento acompañada, como me acompañan los libros o las copas cuando no aguanto más mi realidad.

Esta realidad que me he construido en la que ya nada me estresa. No sé lo que son los hijos agotadores, nunca los he tenido. No sé lo qué es que me vuelvan loca en un trabajo lleno de responsabilidades, en el que uno se juega un montón de dinero de sus clientes y sus consecuentes conflictos con compañeros y jefes. Lo dejé hace un par de años. No sé qué es el estrés de una pareja, también lo deje hace años. Reventada por la convivencia. No sé que significa el agobio de llevar una casa, lavar, planchar, limpiar, hacer la comida e ir a la compra. Renuncié a mi propia casa también.

No me estresa el dinero, gano lo suficiente para mis pequeños vicios. De ganar más dinero también me harté, y sobretodo me cansé de vender todo mi tiempo por algo que en el fondo no vale la pena. Cuanto menos tengo menos pierdo: No me asusta el porvenir, después de mi pasado.

Ahora sólo quedo yo, en una orgía egocentrísta. Mi vida, mis libros, mis amigos, mi familia, mi, mi, mi. Una nota que ya me estoy cansando de oír.

Nada me estresa ya. Ese inmenso lugar que ha dejado la velocidad, ahora lo ocupa el resonar lento de mis pensmientos. Las palpitaciones de los recuerdos y las esperanzas de un futuro, aunque sea tormentoso. La tranquilidad de los días. La soledad, el espacio para conocerme y detenerme, sin prisa.

Sólo me crea una cierta ansidad pensar que esto es todo. Hasta aquí he llegado con mi existencia, reducida a comer, beber, fumar, follar y respirar.

Leía en un blog de literatura que la única ventaja de escribir una novela era la posiblidad de meterse en otro mundo de ficción en el que el futuro que nos imaginamos es posible pero ficticio. Al escritor le empuja a escribir precisamente eso: vivir la vida a través de sus personajes y crearse a su alrededor realidades imaginarias, que le sacan de su propia realidad, resguardado en las hojas de papel. Casi es lo mismo que empuja al lector a leer.

Dicen que el estrés es necesario a la hora de la lucha, ya no lucho tampoco. Lo he dejado también. Al final me has contagiado las ganas de estar sola y vivir en otro mundo. Sólo me queda imaginar ese universo paralelo irreal en el cual una historia como la nuestra hubiera sido posible.

pie de foto: acrílico sobre lienzo, obra propia 1998

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