Una verdad irrefutable sobre mi carácter es la rebeldía. Y no es porque yo lo diga. Ni siquiera es que quiera ser rebelde porque el mundo me ha hecho así o porque de muy pequeña me gustara James Dean, que por cierto me encantaba, tampoco por la peli Rebeldes que marcó mi adolescencia. No. Soy rebelde de nacimiento. Nací así, como nací con ojos verdes rasgados o con un lunar al lado de la boca. Son rasgos que no se pueden cambiar, sólo disimular. La rebeldía es inherente a mi. Eso por lo menos dice mi madre cuando habla de mi. "Fue una nilña muy rebelde, menuda adolescencia me dio".
Yo, hasta hace poco, cada vez que oía esa frase, ponía los ojos en blanco y forzaba una sonrisa; mirando a mi interlocutor con cara de buena, y dando por cierto, que todo lo que mi madre dice es una verdad absoluta cuestionable.
Hace tiempo que dejé de ser adolescente, que no rebelde.
Intento por todos mis medios mimetizarme con esta sociedad, pero me encuentro cual camaleón que no reconoce un determinado color. Por lo tanto, y dado que nuestra sociedad es tan permisiva, soy tal cual soy. Me encanto, me gusta la controversia y la provocación, me gusta decir las cosas a la cara, las que nadie se atreve a decir. Disfruto descubriendo esa verdad, esa de la que nadie se atreve a hablar.
Cualquier tabú me llama: hablar del sexo anal (que sólo gusta a los hombres o a los maricones), de las visitas al psiquiatra (nadie va, pero el centro de salud tarda tres meses en dar cita), de la menstruación (la eterna excusa, aparte del dolor de cabeza), la masturbación femenina (si, existe, y se practica), de la infelicidad intrínseca al matrimonio (no conozco ningún matrimonio que perezca enamorado), de la estupidez que es pagar las multas (por lo menos las de parking), de los niños más coñazo que otra cosa (dan tantas satisfacciones los angelitos), de la falsedad de las amigas por conveniencia para salir de caza (que en cuanto cazan un macho cualquiera, prefieren al macho a una buena amiga), de los hombres calvos con pretensiones y dinero (que se creen irresistibles y son vomitivos), de la inevitable caída del precio de la vivienda, que nadie quiere aceptar pero que es real (te vas a pasar una vida pagando una casa que vale la mitad).
Es el trieb, la pulsión, lo que me lleva a ser así. No puedo evitarlo, como diría Madame de Merteuil.
Sigo el flujo de los tiempos, pero a la vez me considero fuera de lugar. Me da igual, en serio, igual del todo, lo que los demás piensen de mi. Nunca voy a decir nada que no sienta, y menos aún, sentir algo que no pueda expresar. Soy así. Y me gusta ser así, y es más, sé que siempre seré así. Esta verdad tan sencilla, que nadie me puede negar, es lo único que valoro...bueno, y las pollas grandes y un gin-tonic a las dos de la mañana, para qué negarlo.
No hay ningún tipo de dobleces. Soy complicada, a la vez me encuentro más a gusto en la sencillez. Es verdad que haber nacido rebelde no me da ninguna ventaja. En cierta forma eso me da igualmente igual, estoy contenta de ser como soy, pero me critico a menudo y me gustaría ser mejor. ¿Mejor qué?. Mejor rebelde.
*la pulsión debe ser
pie de foto: Composición 8, Kandinski 1923. Museo Guggenheim, New York
Una entrada muy directa. Yo nunca he sido rebelde en el sentido de nadar contracorriente. Hice propia una frase que leí no se donde que dice que antes de decir lo que se piensa habría que pensar lo que se dice. El lenguaje, el hablar, la acción nos hace ser y no sólo actuamos en base a como somos.
ResponderEliminarEs mejor pensar lo que se dice, y te aseguro que lo pienso, es más, lo pienso y lo siento...como dice la entrada, no lo puedo evitar decir cosas que los demás prefieren callar, como otras veces callo cosas que los demás quieren escuchar...pura rebeldía. Lo único que me satisface de haber cumplido mis años, es la certeza de que no hay nadie, repito nadie, que me dicte como debo ser. Sólo hay algo que no he entendido: si no sólo actuamos en base a como somos, ¿en base a qué actuamos?
ResponderEliminarun saludo Forma, como siempre un placer tus comentarios
Aqui tienes un link a una entrevista a uno de los pensadores mas originales en la actualidad. Su pensamiento es aun poco conocido pero está influyendo mucho en los círculos científicos ya el tipo es biólogo. defiende que la acción puede ir moldeando el como somos. Si yo actuó (o hablo) de una manera en principio contraria a como siento puedo ir creando el mundo y con el mundo mi ser. El hombre es mas como un rió, constantemente cambia, deviene. http://www.enfocarte.com/7.31/pensamiento2.html
ResponderEliminarForma, me ha encantado que me compartieras conmigo este pedazo de pensamiento, estoy sumergida...me espera un gran domingo!
ResponderEliminarp.d. la metáfora del río es perfecta, de hecho, no sé si lo habrás leído en mis anteriores entradas (el tatuaje de cervantes) tengo un rio tatuado en la espalda
gracias otra vez, buen domigo
Una mujer rebelde no tiene por qué ser una insensata, de lo cual se nos suele tildar.
ResponderEliminarUna mujer rebelde suele ser una mujer libre, economicamente, a nivel personal y de pensamiento. Y eso no siempre gusta.
Pero la rebeldía es dificil de controlar. y quién quiere hacerlo...
http://unamujerdispersa.blogspot.com/