Son las dos de la mañana. El bar está a rebosar de gente celebrando cenas de empresa, hombres y mujeres con una excusa para hacer el ganso. Me acerco a la barra donde están Lorena, Carlota y Paola charlando.
- Si es que eres demasiado buena, Lorena -le dice Carlota muy seria después de haber escuchado la retaila de desplantes de su chico.
-Si, tan buena que soy gilipollas -responde Lorena.
-Yo ya soy sólo gilipollas- digo yo en tono mosqueado.
Y es verdad, me he vuelto gilipollas. Seguro que el próximo que se cruce en mi camino, de lo gilipollas que soy se quiere casar conmigo.
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