de los recuerdos
de la vida
es vivir dos veces.
Marco Valerio Marcial (40-104) Poeta latino.
Hoy es San Jordí y San Viernes. ¡Qué bien!. Me gusta esa costumbre catalana. La verdad es que me gustan mucho las cosas catalanas. El diseño, la arquitectura, los paseos marítimos, sus costas, sus pueblos, sus vinos y sus montañas. Los habitantes de esa región de España deberían de ser felices y estar agradecidos de poder vivir en un lugar tan privilegiado. Adoro el color del mar en Bagur. El sabor del vino en Perelada. El olor de las piedras en Pals. El tacto de los mosaicos del Parque Güell.
Esta tradición debería extenderse a toda España. Una rosa y un libro. Un regalo entre sexos. Algo que parece que sean regalos de paz entre tanta batalla amorosa. Un libro para que nos entiendan y una rosa para que les entendamos nosotras.
Estoy pensando que hace mucho que no veo ponerse el sol en Cataluña, cuánto me gustaría volver a Pau, a Cadaqués y a Figueras. Quién sabe, a lo mejor está más cerca un viaje de lo que yo me imagino. Por lo pronto me conformo con recordar mis vacaciones de juventud por el Ampurdá. Con mi noviete en mi pequeño suso azul marino. Que no es poco.
Marco Valerio Marcial (40-104) Poeta latino.
Hoy es San Jordí y San Viernes. ¡Qué bien!. Me gusta esa costumbre catalana. La verdad es que me gustan mucho las cosas catalanas. El diseño, la arquitectura, los paseos marítimos, sus costas, sus pueblos, sus vinos y sus montañas. Los habitantes de esa región de España deberían de ser felices y estar agradecidos de poder vivir en un lugar tan privilegiado. Adoro el color del mar en Bagur. El sabor del vino en Perelada. El olor de las piedras en Pals. El tacto de los mosaicos del Parque Güell.
Esta tradición debería extenderse a toda España. Una rosa y un libro. Un regalo entre sexos. Algo que parece que sean regalos de paz entre tanta batalla amorosa. Un libro para que nos entiendan y una rosa para que les entendamos nosotras.
Estoy pensando que hace mucho que no veo ponerse el sol en Cataluña, cuánto me gustaría volver a Pau, a Cadaqués y a Figueras. Quién sabe, a lo mejor está más cerca un viaje de lo que yo me imagino. Por lo pronto me conformo con recordar mis vacaciones de juventud por el Ampurdá. Con mi noviete en mi pequeño suso azul marino. Que no es poco.
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