el pasado,
el presente
y el futuro
es sólo una ilusión
persistente.
Albert Einstein (1879-1955) Científico alemán nacionalizado estadounidense.
Ya no tengo ganas de nada. He perdido la ilusión. Así es. Así de fácil. Nada me ilusiona. Por supuesto que sé lo es bueno y hermoso, y todavía lo valoro, pero ya nada me llena. Me pregunto para que tengo que seguir respirando. Para que debo seguir luchando. ¿Por qué?. No le veo el sentido a nada. Ni la gracia. Tal vez a algunas lecturas reveladoras. A lo mejor, a los estados alterados de las emociones al tomarme mil zafiros y a las películas cómicas. Pero por lo demás, ya nada me apetece. Parece que me he vaciado del todo. Ya he vertido todo lo que en mí había.
Ni siquiera el sexo me inspira. No. Ni siquiera el bendito sexo me llena. Un orgasmo más, esta mañana. Cuando un flash me ha acuchillado la entrepierna al despertar. Onanismo. En dos minutos se había acabado. El fast-sex, como la fast-food. Sola, con mis dedos. Tocando una vieja melodía.
Y, después, a por el café del desayuno de un lunes parado de abril.
pie de foto: Modigliani
Albert Einstein (1879-1955) Científico alemán nacionalizado estadounidense.
Ya no tengo ganas de nada. He perdido la ilusión. Así es. Así de fácil. Nada me ilusiona. Por supuesto que sé lo es bueno y hermoso, y todavía lo valoro, pero ya nada me llena. Me pregunto para que tengo que seguir respirando. Para que debo seguir luchando. ¿Por qué?. No le veo el sentido a nada. Ni la gracia. Tal vez a algunas lecturas reveladoras. A lo mejor, a los estados alterados de las emociones al tomarme mil zafiros y a las películas cómicas. Pero por lo demás, ya nada me apetece. Parece que me he vaciado del todo. Ya he vertido todo lo que en mí había.
Ni siquiera el sexo me inspira. No. Ni siquiera el bendito sexo me llena. Un orgasmo más, esta mañana. Cuando un flash me ha acuchillado la entrepierna al despertar. Onanismo. En dos minutos se había acabado. El fast-sex, como la fast-food. Sola, con mis dedos. Tocando una vieja melodía.
Y, después, a por el café del desayuno de un lunes parado de abril.
pie de foto: Modigliani
hay que luchar por que esa ilusion se vuelva tangible..y tal vez tu con tu magia lo tengas mas facil.....
ResponderEliminarEs en este estado de confusión cuando la imaginación junto a la sensibilidad pare obras de arte.
ResponderEliminarHasta este estado de desánimo es un buen momento para agradecer que estamos vivos, muy vivos y bendito sea el onanismo.
Un beso
El desánimo y la abulia han llevado a escribir grandes páginas de la literatura. ¿A por ello?
ResponderEliminarHola, Rdimichelle, pues no sé eso de luchar, siempre he sido luchadora y eso sólo me ha traído más lucha. La magia ayuda, no te creas...
ResponderEliminarUn beso
José Vicente, pues si, menos mal que tenemos el onanismo, lo digo en serio, sólo por ese pequeño placer individual merece la pena vivir!
Un beso
Hola Sensei, pues la verdad es que este es mi pequeño placer particular, la escritura. El blog me llena, aunque a veces pienso que estas historias son un rollo, pero bueno, el ejercicio de escribir a diario me hace pensar que tengo alguna función.
ResponderEliminarUn beso y gracias por tu visita y comentario
Lo bueno de los dedos es que no tiene peligro alguno: ni físico ni psíquico. Pero la próxima vez nada de dos minutos. A inventarse una historia con unos buenos polis montados a caballo. ¡Qué coño! Hay que regodearse en el acto.
ResponderEliminarEspero que hoy, a pesar de la capullada de la iglesia, haya sido un día mejor.
Un beso
La curiosidad más triste y más básica.
ResponderEliminarEso, ye lo que hay, como diría en mi extierra.
Que gran verdad, Dusch. Voy a seguir tu consejo, y la próxima vez me tomaré mi tiempo. Porque, joder, eso es lo que tiene que son totalmente inocuos, no como otras formas de sexo.¡Buena idea! Me pienso montar tales pelis, que yo misma lo voy a flipar, jajajaja
ResponderEliminarUn besazo
Fraura, si a veces lo básico parece triste. Pero eso sólo lo parece. Por otra parte, a veces lo feliz parece complicado, pero no lo es, tampoco.
Un besazo
En realidad estoy absolutamente de acuerdo, no hay nada más simple que la alegría.
ResponderEliminarY nada más básico. Y creo que es el único motivo por el que existe, porque en cuanto se piensa se termina.
Señora mía: nunca he visto contar una paja de manera tan escueta y con tanta gracia a la vez. Jajaja.
ResponderEliminarMira que es fácil al abordar este tema caer en lo chabacano. Pues no: le ha quedado la mar de elegante.
Saludos. He llegado aquí al verla en "La Katorga" del amigo Sensei.