vendetta maligna

La venganza es un plato 

que se sirve frío

Madame de Merteuil "Les Liaisons Dangereuses", Pierre Choderlos de Laclos.

Tengo hambre de venganza. La semilla del mal ha germinado en mi corazón. La magia negra ha entrado en mi espíritu debilitado, como el virus que ataca un cuerpo bajo en defensas. Mis defensas morales están por los suelos y mi alma ha enfermado. Si, mi corazón ha perdido la batalla. Esta enfermo y ya no bombea amor por mis venas. Los pocos resquicios sanos de mi alma se han guarecido en mis pupilas. La infección está pudriéndome por dentro. Mi moral se desmorona. Ya de nada sirve lo que haga, quiero venganza.


Quiero que sufras lo que estoy pasando yo. Quiero que te sientas hundido después de haberlo dado todo, después de dar lo mejor que tienes. Quiero que sepas lo que es sentirse utilizado, desdeñado y despreciado. Quiero verte caer un día. Aunque sea dentro de mil años. Quiero que pagues por la injusticia, por esta derrota tan fácil. No pasa nada, ¿verdad?. Lo más normal del mundo en estos tiempo es utilizar a las personas como cosas. Utilizar las vaginas como los zapatos. Hacer amigos combinados con la situación que más nos plazca. Y cuando la situación camba, nos cambiamos de zapatos. Es normal, a todos nos parece lógico. Pero está mal. Está mal usar a las personas y está mucho peor abusar de su confianza, de su buena fe.

Por supuesto que para acallar nuestras conciencias solemos utilizar excusas. Nos excusamos y damos explicaciones. Dar explicaciones es el primer síntoma que nos da nuestra moral, es el primer aviso que nos da nuestro corazón de que algo hemos hecho mal. Soy consciente de que la venganza no es buena. No me importa, en este momento sólo quiero saber que existe la justicia poética.

Si, porque "A cada cerdo le llega su San Martín", porque "Quien a hierro mata a hierro muere", como dijo Jesús. Este es ya mi único consuelo patético. Lo más consolador en esta situación es que ya se encargará la casualidad aliada del Destino y ya te llegará tu hora. Sé que no debería regodearme en este sentimiento, pero no puedo evitar hacerlo. Todo lo malo se revierte en nosotros. Dicen que por triplicado, por eso el uso de la magia negra es tan perjudicial. Un conjuro maligno vuelve hacia uno multiplicado por tres.

No voy a hacer ningún conjuro, no lo necesito. Cada uno sabe en su interior cuando ha hecho mal. No hace falta que nadie nos lo diga. Hasta las personas sin conciencia, hasta los más fríos lo saben. En la oscura hora de la verdad sabemos nuestras faltas. En el momento de la verdad lo sabremos. Por eso, sé que llegará mi momento, sé que también tendré que hacer mi propia penitencia, pero tú también. Me baso en experiencias del pasado y del presente para ver el futuro. Todas las personas que han hecho daño en su propio beneficio terminan pagando la deuda. Lo he visto, muchas veces. He tenido que esperar años, para ver a esa compañera de colegio, que tanto daño me hizo, insatisfecha y llena de envidia. Sólo necesité un año para ver a mi ex alemán frustrar su futuro en un accidente, borracho una fría noche de enero, saltó desde un muro para hacer la gracia y casi pierde un brazo. Yo hacía tiempo que había desistido y le había dejado. Y así, puedo seguir...Es duro lo que cuento, pero es verdad.

La maldad me ha sido inoculada y ahora lucha contra mis pocos anticuerpos de bondad. Sé que se hará justicia. Ese pensamiento me acuna en este crudo domingo de febrero. Yo no me vengo nunca personalmente, yo dejo que el Destino se encargue y lo hace, como un boss de la cosa nostra. Sólo es cuestión de esperar pacientemente. Al final todo llega.