miércoles, 17 de febrero de 2010

bestia traidora

Los temores, las sospechas, la frialdad, la reserva, el odio, la traición, se esconden frecuentemente bajo ese velo uniforme y pérfido de la cortesía.
Jean Jacques Rousseau (1712-1778) Filósofo francés.

Siento una rabia que me arrastra. Estoy llena de ira, puede que hasta de odio. Lo odio todo. Las voces de la gente en la panadería, las tonterias de la radio. Casi no puedo ni escuchar música. La humanidad me asquea. En serio, la cosa me preocupa. ¿Quiénes son los que están ahí fuera?. Cuerpos capaces de respirar sin sentir pinchazos en la garganta. Miradas al cielo gris que nos está castigando, con la lluvia y la suciedad incesante. Mi rabia me corroe, me enciende, hace mis sienes vibrar. ¡Mentira!. ¡Mentirosos!. Vivir engañados es lo mejor que podemos hacer. ¿No es cierto?

Desde temprana edad sabemos que vamos a morir. De niños el concepto de muerte es díficil de entender. Una vez comprendido, el sentimiento de perdida; los primeros temores de la niñez, las pesadillas en la pequeña cama, son la certeza de que puedes perder a tus padres. Ese pensamiento paraliza a un niño. Pero lo sabe cierto, por eso evita pensar en ello, por esa certeza. Más tarde, comprendemos que los que morimos somos nosotros mismos, además de los demás. Todos moriremos. Es un hecho, tan seguro como los impuestos. Sin embargo, nos cuesta aceptarlo. Yo he perdido a un ser muy querido, queridísimo, y sé lo que es ese desgarro, esa sensación de vacío astronómico. Esa conciencia de que jamás volveré a ver a mi hermano pequeño, se lo llevó un tren. ¿Y porqué lloro?. ¿Pero, Maggie, si tú ya sabías que podía suceder?. ¿Si ya te avisaron que la muerte nos acecha en cada esquina y que es absolutamente imprevisible?. ¿Porqué lloras?. ¡Cálmate, mujer!. ¡Mantén la compostura!. ¡Guarda tu dolor dentro, ya te avisamos!. La sociedad te avisó. Sabes lo que es la muerte desde que tienes cinco años. No exageres, chiquilla. Respira hondo, mira a otro lado y sigue viviendo. La vida es así, la muerte también.

Se tiende a pensar que: "el que avisa no es traidor". El que avisa es "avisador", eso dicen en Murcia. El que avisa sí es un traidor, lo que hace es ser más mezquino y guardarse las espaldas, sabiendo que está apunto de hacer daño. Sobre todo si avisa a los romanos y te vende por treinta monedas. O el que da un chivatazo a los terroristas. O te advierte que te va a dejar pronto porque no quiere nada serio.

Me avisaste. No querías iniciar un camino en común con nadie, pero te metiste en mi vida. No lo pudiste evitar. Me llamabas y me follabas, sin pensar cómo me podría sentir yo. Eso te daba igual. Lo importante era cómo te sentías tú. Yo me dejé, quería esas migajas de tus manos. Quería que fueses mi vampiro. Chupaste mi energía, que yo te regalaba llena de compasíon y amor, cegada por un amor infantil, irreal. Quería darte un universo brillante, lleno de magia y fantasía. Quería que vieses que hay vida después de un divorcio. Después de vampirizarme por las venas y la piel, cuando tomaste fuerzas con mis orgasmos y mi amor; después de escucharte tus penas, tu desgracia, de beber tus lamentos y lamer tu miembro. Resucitaste cual bestia sanguinolienta, te nutriste de mi confianza, de mis jugos, y me dejaste seca. Como una cáscara vacía. Te levantaste de tus cenizas, con un nuevo fluído vital, y te fuiste como viniste. Amablemente. Tan tranquilo, ya me lo habías avisado. ¿Porqué lloras ahora, princesa?

pie de foto: Jackson Pollock, Otoño

4 comentarios:

  1. Mira que jode eso de "Si ya te lo avisé..."

    Aquí otra rabiosa te saluda.

    Un abrazo y gracias por tu comentario. :)

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  2. Federico Manuel, gracias por tus besos. Espero que haya funcionado y ya me puedas ver.

    Besos de vuelta

    Laura, no veas! me alegra que seas de mi misma opinión, y me alegra que me hayas comentado esporo volver a leerte pronto.

    Un beso

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  3. Como relato me encanta como escribes, realmente expresas lo que sientes de PM (eso suponiendo que es real tu relato y no es inventado, si fuera inventado seria genial realmente).
    Supongo que ya estás en la rabia y la ira, te queda menos, aunque no lo peor, si entras en la pena y te sientes culpable, la puedes fastidiar del todo, pero enseguida lo aceptaras y aparecerá la esperanza. Siempre pasa, y en unos meses te reirás de lo que ha pasado, es así, siempre fue así. Un beso enorme y no odies, es una pérdida de tiempo y no sirve para nada.

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confiesa aqui o en: lamagamaggie@gmail.com

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