son las relaciones
con las personas
lo que da sentido a la vida.
Karl Wilhelm Von Humboldt (1767-1835) Político prusiano.
Karl Wilhelm Von Humboldt (1767-1835) Político prusiano.
La verdad es que tengo que hacer un esfuerzo por escribir, estoy demasiado cansada de todo. Me cansa hasta respirar, me temo. Pero como he asumido este compromiso, voy a forzarme y contarle algo a los bits. Porque creo en los compromisos, y a veces hay que luchar contra la vagancia, la desidia y la desgana. Eso mismo pienso hacer yo. Si no a lo mejor el blog me deja tirada, me planta porque ya no soy su amada cuidadora. Su jardinera de ideas y letras. Así que allá va. Últimamente hay un tema recurrente en mis conversaciones. Bueno, no es últimamente. La verdad es que el noventa por ciento de mis conversaciones versan sobre el mismo tema: relaciones. Amorosas, sexuales, interpersonales, laborales, virtuales, reales, pasajeras, epistolares, viajeras, terapéuticas, amistosas, no-amistosas, familiares, estrechas, de conveniencia, doctorales, estudiantiles, artísticas, musicales...
Si, me paso la mayor parte del día hablando de eso. De las mías propias o las de mis amigos. Eso lo he hecho desde que yo recuerdo. Hoy me ha venido a la mente una teoría de una amiga mía alemana, a la que ya no veo muy a menudo, pero con la que me unió una muy estrecha relación. Mi buena amiga Heike, que además de alemana es rubia y muy lista. Vamos una verdadera beldad aria, de las de antes. Ojos azulisimos, pelo casi blanco, lacio y largo como un día de verano en el norte noruego.
Esta mujer norteña, con mentalidad avanzada para su época y para, incluso, su país de origen, me habló hace unos años de la relación entre la vagina y el corazón. Su teoría es simple: existe una relación, una unión entre la vagina y el corazón de una mujer, y se va creando -poco a poco- a medida que una mujer se acuesta con el mismo hombre, como un hilo invisible de plata, que sale del clítoris, cruza por el vientre, el esternón, hasta llegar al pezón izquierdo.
Así que, si te follas a un tío más de tres veces, la has cagao. Porque te pillarás, seguro. Porque esa relación se conecta, corazón-vagina, y entonces ya no follas, sino que te enamoras. En unas tarda más, en otras menos. Eso también depende de como se lo monte el tío. O del tamaño de su miembro. Pero creo que sus investigaciones empíricas dan como resultado tres polvos. De media. Sólo es una teoría de una mujer alemana absolutamente inteligente. Pero creo que le voy a hacer caso; y a partir de ahora no pienso acostarme con el mismo tío más de tres veces seguidas. Ya sabemos lo bien que piensan y lo bien que exterminan los alemanes. Por si las moscas.
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