viernes, 5 de marzo de 2010

viernes de sanación

Las grandes pasiones son 
enfermedades incurables. 
Lo que podría curarlas 
las haría verdaderamente peligrosas.
Johann Wolfgang Goethe (1749-1832) Poeta y dramaturgo alemán.

La mordedura de Emilio me escuece, me pica y no paro de rascármela. Me pican estas costras que no paro de quitarme. Me levanto las costras de esta herida pasional, con ese secreto placer que me recuerda a cuando me arrancaba las costras de las rodillas en el verano del 82.

Esta cicatriz me atraviesa el alma de lado a lado, no es una cicatriz a la que la gente le guste mirar. A mi ya ni me estorba, cuando me contemplo en el espejo de la sociedad. Aunque cuando me pica, me rasco. Empieza a sangrar y eso jode más de lo normal al personal.

Las gotas de dolor salpican la mesa de mármol del café en el que me estoy tomando el segundo cortado de la tarde. La sangre oscura rebosa mis manos e intento limpiarme con una de esas servilletas de bar inventadas para no absorber nada. El espectáculo es dantesco y la gente intenta mirarme a la boca o detrás de mi o la lluvia, con tal de no ver las costras purulentas en mis pupilas.

Es viernes tarde en Madrid y llueve a cántaros, casi no llega la luz a través de los cristales mojados del cafetín. Termino mi cortado y decido irme a casa a ponerme un brandy. Es lo mejor, ese es el remedio final contra la infección y el frío.

Esta noche me llama la luna, tengo que salir. Me temo es por eso por lo que me pica, la herida que cicatriza, más de lo normal. La barra del bar contemplará, esta noche, mi cara maquillada de felicidad y los hielos se reflejarán en mis pendientes. La comecorazones tiene que alimentarse. Estoy infectada de rabia, rebeldía, rencor y revolución. Pobres incautos. En la noche hay muchos vampiros como yo. Mordidos, desechados, abandonados a su suerte, transformados, trastornados. Deseando beber los fluidos corporales que desprendemos en el desenfreno de la noche madrileña. Por la mañana volveremos a beber café, a comernos un churro o una porra, y a quitarnos el resaborcillo amargo con agua del grifo. Como el agua de Madrid, nada.

Maldita sanación. Bendita infección.

pie de foto: Agent Provocateur, campaña de publicidad de la firma de lenceria.

10 comentarios:

  1. Supongo que a estas alturas ya conocerás aquello de que, si te rascas mucho una herida, termina picando más. Lo que ocurre es que a veces, esa jodida picazón es hasta agradable, es como familiar.

    Buenos viernes y buenas aguas de Madrid ;)

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  2. Si, la conozco...los jodidos no me dan tregua en verano.

    Y lo peor es que me mola rascarme, parezco a veces más una mona que una persona.

    Feliz finde!

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  3. Mi querida maga, con una enfermera como usted yo estaría siempre enfermo. Con una vampira como usted a mi no me quedaría sangre. Con una mosquita como usted yo estaría lleno de picaduras. Sarna con gusto no pica.

    Siempre suyo
    Un completo gilipollas

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  4. Querido Don Completo, creo que esa es la poesía más bella que me han escrito.

    Es Ud. demasiado amable, caballero.

    Le deseo el más provechoso de los fines de semana.

    La maga mala.

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  5. Niña, niña, niña... Madrid, como todas las grandes ciudades, está llena de sorpresas. Yo que vos dejaría las costras en casa y saldría a la noche madrileña en plena carne viva... quién sabe lo que pueda pasar.
    Me encanta tu estilo narrativo.

    Besos

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  6. estoy pensando el modelito que mejor resaltaría la carne viva de mis entrañas...te dejo que me tengo que arreglar.

    por cierto que tu estilo también me gusta.

    besos

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  7. Si pica es que cura o al menos, está ahí... las cicatrices son hermosas... jodidamente hermosas...
    besos de lobo en tus cicatrices

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  8. Hola Lobo, supongo que sí, que empieza a curar...y respecto a las cicatrices, unas son más hermosas que otras, y esta me temo que va a ser muy fea.

    Gracias por tus besos y comentarios.

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  9. No hay nada peor, más inesperado y jodido que la lluvia en Madrid.
    En Santander puedes aceptarla, pero en Madrid??!! ¡¡¿la puta ciudad de la luz?!

    Comerse corazones alivia un rato, que es lo importante, de alivios efímeros hay que vivir a veces, la vida no está para bienestares profundos y eternos.

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confiesa aqui o en: lamagamaggie@gmail.com

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