viernes, 19 de febrero de 2010

la fruta prohibida


La juventud es inmoderada 
en sus deseos.
Émile Zola (1840-1902) Novelista francés.


A nadie le extraña que un hombre de 42 años se casé con una mujer de 28. Es lo más normal del mundo, nadie se plantea esa diferencia de edad. Se asume por correcto. Se piensa que esos 14 años de diferencia no es nada. Ella está en la plenitud de la vida y él es ya un hombre. Es bien sabido el cliché de que los hombres tardan más en madurar y todas esas chorradas. Ella, que es joven, ve en él el macho protector que necesita y él, que ya ha vivido, quiere una buena hembra para que le cuide y le dé muchos hijos. Memeces.

Si una mujer de 38 años se casa con un hombre de 24 años se monta la Mari Morena. Cuchicheos, caras largas y lenguas afiladas. Comentarios de que esa mujer se está aprovechando del pobrecito. Miradas por la calle. Está bien que un hombre mayor se case con una jovenzuela. Despierta admiración. Que una mujer mayor se case con un hombre menor, sólo se ve como que ella necesita que le den caña. Se ve mal.

Es la bomba, es la mayor hipocresía de nuestra sociedad. Un tema alucinante que gracias a dios, cada día se ve mejor, gracias a la muy suya Madonna o la impresionante Demi. Si, un hombre veinteañero satisface las necesidades de cualquier mujer. Es un placer ver en sus ojos la ilusión por la vida y las ganas de vivir, es una alegría para el cuerpo que te escuche y que no se reprima sus deseos, ni esté lleno de miedos, cicatrices ni miramientos. Es la frescura de la juventud. Es una maravilla. Es vida.

Un joven inteligente y vital, sin rencores, con ganas de descubrirlo todo es lo mejor que le puede pasar a una mujer madura. No tienen miedo los jovencitos ni se amedrentan. Se lanzan a la aventura y quieren hacerte sentir la mujer más grande del mundo, quieren ser tu superhéroe personal. Son vibrantes y llenos de color. De ilusión.

Por no decir que la plenitud sexual de la mujer, la época de la ganancia de confianza y autoestima llega cuando ya eres un poco más mayor, hasta cuando ya has tenido hijos sin los miedos a un embarazo no deseado. Sabes lo que quieres y a lo largo de los años has adquirido la experiencia y la confianza para decir y saber lo que te gusta.

La plenitud sexual de un hombre ronda los 25 años. La de una mujer los 34. Es la mejor combinación. Los cubatas, el tabaco, el stress y la vida hacen que un hombre de 40 años no rinda como uno de 25, aunque ahora tenemos Viagra y eso ha hecho cambiar mucho las cosas.

Sé que el sexo no es sólo gimnasia, pero se necesita un aparato funcional. Es verdad que se puede sustituir -el aparato- por otros mecánicos o por lenguas ávidas, pero no es lo mismo. Y sé que hay hombres de 40, sanos y muy funcionales, pero si una mujer de 28 se casa con uno de 42, cuando ella tenga 38 él tendrá 52, y entonces la Viagra será su aspirina del amor. O se buscará a otro. Ellos también hacen eso y después de treinta años de matrimonio se buscan a una brasileña de 18 que les mate a polvos. Eso está muy bien visto. Que una mujer de 50 deje a su marido y se acueste con un brasileño de 18 es un escándalo. Já.

No hay nada, pero nada, más erótico que un miembro erecto y dispuesto, lleno de sangre y vida,. Y eso falla con los años. Aunque nadie lo quiera reconocer. El símbolo fálico siempre será el más deseado.

Como dicen en la publi: "cómete un veinteañero" y sin miedo. Que para rancios maduritos llenos de miedos y con el fracaso marcando sus duros ojos y su prostata, ya tendrás.

8 comentarios:

  1. Pues lo que más odio, es tener que empezar un rollo de papel higiénico (siempre tomo la precaución de tener un rollo a mano). Pero no sé, tengo la sensación de que la familia entera espera a que despegue yo los rollos de toda la casa.

    Y lo que más me gusta, encontrarme una taza de té caliente, del "negro"(nada de vulgaridades rojas, ñoñeces verdes o excéntricas combinaciones) en la mesa de la cocina.

    No pongas esa cara (je, je) así te evito tener que responder en dos sitios.

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  2. Estimado Federico,

    Pues yo odio más estar en plena faena y que no haya papel en el baño,, parace que mi familia no se ocupa del papel en mi baño, ya veo que eres un hombre previsor.

    Y respecto al té, bueno, no lo suelo beber, pero si te gusta "negro" me parece tan bien como si me dices que te gusta el yourt "griego" y sin azucar.

    Un saludo

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  3. Y yo que empiezo a entender eso de que hablas por los codos :)

    Casi no he podido respirar en todo el texto. ¿En serio que pasan esas cosas todavía? No sé, a mí es que el tema de la edad me ha importado siempre un falo igual de erecto como lo está ese que tú mencionas.

    Siempre habrá de todo rodando por ahí, es inevitable.

    PD, eso del yogurt griego en tu comentario me ha hecho reír.

    Besos, besos.

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  4. jaja Elektra, es verdad, a mi también, la edad me ha importado siempre un bledo....hasta que he visto lo que hace a las personas...Bueno supongo que por ahí habrá supermanes de cualquier edad. Estas cosas sólo te las planteas cuando llega el momento de la verdad ;-P

    besos

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  5. Mi querida amiga... de prohibida nada. Cuando usted quiera puede cogérmela... digo, cogerla.

    Siempre suyo
    Un completo gilipollas

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  6. Me ha gustado lo demoledor de su post... sin medias tintas, ya sido un duro golpe, nuevamente recordar que a mis 34 ya pase mi plenitud sexual... y que el futuro no puede ser nada mas que mas oscuro cada vez.

    En cualquier caso, tampoco ser mujer es una bicoca en cuanto a alargamiento de la sexualidad se refiere, lo digo por lo que le oigo a Concha Velasco, perdidas de orin, menopausia con perdida de apetito... en fin, donde quiero llegar es a la conclusión de que hay que aprovechar nuestras ultimas erecciones y lubricaciones vaginales, porque nunca sabemos cuando serán las últimas.

    Voy a seguir leyendo un rato por aqui...

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confiesa aqui o en: lamagamaggie@gmail.com

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