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jueves, 10 de junio de 2010

lluvia ácida

El amor alivia
como la luz del sol 
tras la lluvia.
William Shakespeare (1564-1616) Escritor británico.


Llevo unos días en calma, y eso se agradece. Sucede a menudo en mi cumpleaños que en Madrid llueve, me pasó con mi diez y nueve cumpleaños, me pasó hace dos años y hasta el año pasado me pasó. Es como un reflejo de mi sentimiento al saber que he quemado un año más sobre la faz del planeta y todavía no sé que hago aquí. Y eso es casi tan jodido como la lluvia en junio. Pero ya se sabe hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo, y ese dicho se cumple a rajatabla. ¿Me pregunto si todos los otros dichos chorras también se cumplen igual?. Supongo que no. Supongo que los dichos sobre el clima, como ese de año de nieves año de bienes, sólo se cumplen si se refieren a mi cumpleaños. Yo qué sé, el caso es que este no parece un año de bienes.

martes, 27 de abril de 2010

amaneceres a peseta

¡He perdido mi gotita de rocío!, 
dice la flor al cielo del amanecer, 
que ha perdido todas sus estrellas.
Rabindranath Tagore (1861-1941) Filósofo y escritor indio.

Desde luego, me ha costado más que de costumbre recuperarme de este fin de semana. El sábado fue demencial, y ni siquiera sé porqué me pegó tanto el alcohol, si tampoco bebí tanto. Seguramente es sólo una excusa. Sé, por lo que me ha contado Cata, que le dije a un tío con una chupa de cremalleras a lo travoltá en Grease, que tenia ganas de follar y le pregunté si estaba dispuesto a satisfacerme en otra ocasión porque estaba sin depilar y con la regla. ¡Dios, y todo esto delante de la ojiplática Cata!, que no se podía creer que le estuviera diciendo a un tío, a las claras, que si no le importaba quedar cuando no tuviera la regla y estuviera depilada para darnos un homenaje. No suelo hacer esas osas. Pero supongo que tener el corazón roto influye para un comportamiento tal.

miércoles, 21 de abril de 2010

adorar soñando

Yo soy Drácula. 
Le doy la bienvenida, 
señor Harker, 
a mi casa*
Bram Stoker

Madre mía, que día más movido he tenido para ser una parada más. Si bien es verdad que me he levantado a las tres de la tarde. Mi transformación vampírica ya es completa. Soy algo entre una vampira y una crápula, que no Drácula. No me doy ni cuenta y cuando miro el reloj son las seis de la mañana, y es entonces cuando me entra el sueño. Cierro las persianas de mi habitación a cal y canto y me meto en la cama justo cuando los pajarillos empiezan a cantar. Así llevo varios días. Es curioso. No tengo ni idea por qué no puedo dormir por las noches. No es lo que se llama insomnio, propiamente dicho, porque luego duermo un montón de horas. Ocho para ser exactos, y a la hora en la que todo el mundo está comiendo yo me tomo mi café y leo el periódico. La cosa ha alcanzado tales niveles que intento quedar con la gente por la tarde. Mis clases son a las cuatro de la tarde, lo que hace que llegue a clase como si fueran por la mañana. Así de fresca.
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