viernes, 15 de enero de 2010

cínico de copas

Sigo y sigo. Ya tengo todo el tiempo del mundo para regodearme en este fracaso que has sido. Sé perfectamente que no tiene ningún sentido. Pero ahí estoy yo: haciendo cosas sin sentido, pero con mucho sentimiento. A cada hueco que me deja mi quehacer diario, te cuelas y empiezo a imaginar cartas que te escribiría. Conversaciones que nunca tendremos. Momentos que nunca viviremos. Esto se está pareciendo cada vez más a una locura tipificada.

Me lavo los dientes y la cara por la mañana, y ya empiezo con mi conversación esquizoide. Yo te hablo y tu resuenas dentro de mi cabeza. Yo te contesto, luego me da una especie de ataque y me siento delante del ordenador, para intentar ordenar mis ideas. Me levanto de golpe, muy cabreada, buscando un pitillo. Sin haberte escrito una línea. Sé que no hay nada que pueda hacer. Ahora sólo me queda recorrer el largo camino del olvido, y ni siquiera encuentro un acompañante para eso.

Los hombres que entran en mi vida, ven claramente que algo me ha robado el alma. Eso les parece atractivo, pero a mi no. Por despecho, nada más te fuiste, pensé que un clavo sacaría otro clavo y me lancé a la caza de otro clavo. No tiene ningún sentido. Por ahora sólo encuentro martillos y martirio. Nadie es como tú. Nadie. Estoy totalmente poseída por una imagen ideal que me he creado en la cabeza. No es que seas un tipo fuera de lo corriente, para nada. Es mi idea de ti, la que no es normal. Lo asumo. Por eso aporreo el teclado esta mañana.

¿Terapia o blog o tarot? Las tres cosas: terapia blogueril tarotiana.  Mi nueva corriente. Todo el pack loco.

He cogido el mazo que está en el cajón de la mesilla y le he preguntado al viejo sabio tarot. Te he imaginado, con fuerza, con todas mis neuronas y entonces con la mano izquierda he sacado la carta que te representa hoy. Una sola carta, no es mucho. Es una abstracción.



Cinco de copas del Rider Waite:
Vemos aquí una carta, como todos los cincos, impregnada de tristeza, pero ésta es especialmente melancólica. La carta de la desesperanza. Esta figura triste y sombría parece hipnotizada por la pérdida. De tal modo está triste, que no ve las dos copas detrás suyo, que representan que aún le queda algo. Tampoco ve el puente, como símbolo de un nuevo camino que se alza sobre el río que representa "el dolor que fluye", y  conduce a un castillo lejano, que representa la esperanza. No es malo que este hombre llore el vino derramado, siempre y cuando luego alce los ojos, y recuerde que la vida sigue y no todo está perdido.
Significado: Pérdida, normalmente de índole emocional. Decepción, desilusión, ruptura amarga, sueños rotos. Waite indica que puede representar una herencia o matrimonio que no corresponde a lo que esperábamos. Hay que aceptar el dolor, expresarlo y seguir adelante.

Miras desolado las tres copas derramadas de tu amor despreciado. La sinceridad, al confianza y el compromiso. Dejas dos copas a tu espalda si probar. La esperanza y la entrega. No quieres mirar al horizonte. No podía ser de otra forma. Esa figura eres tú mismo, parece tu retrato vagando por los caminos de la vida. Increíble. Tan real. Siempre me impresiona la capacidad del tarot de representar nuestra realidad.

Tú, me dices que todo lo emocional es efímero y que prefieres tu independencia al calor de otra persona por muy maravillosa que sea. Tú, renuncias consciente y niegas sin convicción el significado de nuestra historia matando nuestro futuro, negando el presente. Tú, te refugias en la escapada de tus cuatro paredes y en el bar, en otros cuerpos como analgésicos para tu dolor de corazón. Tú, crees que puedes huir de tu destino a otro lugar, mirando al suelo, encerrado con tus clientes, atontado con la tele y la vida corriente.

No quieres plantearte ya nada transcendental. Das la espalda a nuestro camino en común, sin darme siquiera una oportunidad. Tienes miedo y prefieres la seguridad del camino solitario. Me dices que renuncias al amor, porque no crees en su eternidad. Sólo porque una mujer no respetó el contrato de matrimonio, te dejó sin ilusiones, y no fue capaz de mantener su palabra, decidiste ser un cobarde.

Exactamente lo que la carta sacada al azar me cuenta de ti. Increíble, repito. Esa renuncia tuya a todo sentimiento muestra el calibre del nivel de compromiso y amor que sentiste por ella, eso te honra. Lo mismo que mi insistencia en demostrarte lo contrario y no renunciar, da cierto calibre a mi nivel de locura, y me deshonra. Yo sólo soy dos copas, no tres. Mi convicción no es suficiente para que asumas un nuevo riesgo.

Creo en el destino, en la sincronicidad. El azar juega con nosotros para demostrarnos su poder. Me consuela encontrar el sentido a las cosas de este modo. La vida no tiene sentido sin amor, es una verdad universal.  Ya no crees, tiras la toalla y te lanzas de lleno al cinismo. Se nota en tus palabras. Cínico. A la larga el cinismo pudre, como el moho en el pan bimbo, poquito a poquito, al final eres todo verde e incomible. Venenoso.

Nada es casual, ni la casualidad. Lo leí un día, por casualidad.

Yo por mi parte no quiero provocar nada. Floto en el caudal del río y me dejo llevar, ciega y confiada. Es mejor que nadar contracorriente. Soy feliz al descubrir que haga lo que haga, tome el camino que tome en la vida; las decisiones instintivas o las más pensadas. Todo me conducirá al mismo lugar, al sitio que tengo que llegar algún día, a mi Destino. Ya lo dicen hace tiempo: "todos los caminos llevan a Roma", pero eso sólo es un sabio dicho popular.

3 comentarios:

  1. El amor, Maga -con mayúscula, como la de Rayuela- tiene vida propia. Es imposible forzarlo a base de argumentos, como tampoco se puede forzar el desamor, mal que nos pese a veces. ¿Libertad? ¿Independencia? No son más que escusas...

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  2. Hola Mirón, gracias por tu visita y comentario, tan cierto...Son las excusas del miedo al amor, a que nos vuela a hacer daño...es muy humano. Por eso dejo que mi amor fluya hasta que desemboque en el mar. Como tú bien dices el desamor tampoco se puede forzar...

    un saludo de Maggie

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  3. He llegado a este post y no debe de ser casualidad porque, como sabemos, la casualidad no existe por ello no es casual que yo no haya decidido seguir el camino que tu seguiste prescisamente por no encontrame en ese final que tu llamas terápia blogueril tarotiana, sin embargo la tentación no ceja en acecharme.
    Besitos

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confiesa aqui o en: lamagamaggie@gmail.com

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