jueves, 7 de enero de 2010

hada madrina

Nunca dejo de maravillarme cuando pienso en las relaciones humanas y la cantidad de tiempo que invertimos en ellas. Nunca dejo de pensar que eso es precisamente lo que nos humaniza y nos aleja de convertirnos en pequeños robots, que producen y consumen, sin mirar atrás y sin atenerse a consecuencias.

Adiós Navidades, no puedo decir que no me alegre de que hayan pasado las fiestas. Siento un alivio parecido a cuando terminaban los exámenes. En este jueves de rebajas, la nieve cae y cae en Madrid. El temporal nos acecha y los copos revolotean, sin querer cuajar del todo. Ojalá cuajen, me encanta que el invierno sea invierno y el verano, ardiente. Esta cuidad de clima extremo como sus habitantes nunca deja a nadie templado.

Hoy pienso en tí más que otros días, ya te tenía casi olvidado pero es posible que la conversación de anoche con Nuria tenga algo que ver. Ella siempre me pregunta, se acuerda y tiene mucho interés en saber qué es de ti. Nuria es un gran apoyo, me gusta cómo piensa y tengo tal conexión con ella que a veces hasta me asusta. Es expresiva y muy inteligente, cariñosa y dulce como un bizcocho relleno. Enternecedora en su mirada, sus ojos avellana están llenos de preguntas sin respuesta. Buscadora incansable de tesoros escondidos. Vividora por naturaleza, cuando habla me gusta escucharla, me hechizan esas historias suyas, como si fuera la protagonista de una capítulo de Falcon Crest. Es adorable y tremendamente atractiva, una morenaza de leyenda.

Ayer cuando le contaba como ha terminado todo, casi llora. El amor siempre la conmueve y la emociona. Es una soñadora insaciable con mis mismas creencias. Se encuentra en una situación complicada con el corazón comprometido y un futuro cierto. También cree en el destino. Sabe que es lo mejor, lo asume y lo vive. Aunque no puede dejar de llevarse por sus hormonas, como lo hacemos todas, en el caso de Nuria las hormonas mandan más de lo que a ella le gustaría.

Nos contamos nuestras cosas camino del peletero, me escucha con atención y yo a ella. Es como una cascada fresca donde beber hasta saciarse. Sabe lo que es bueno, siente predilección por lo bello, y eso es lo que quiere en su vida. Elegante por vocación. Me descarga el corazón hablar con ella y saber que me comprende hasta las células. Espero que la conozcas un día, te gustaría esta viajera del sentimiento que me ha dado tanto cariño y comprensión.

Al llegar a nuestro destino, la voz femenina con acento extranjero, creo que alemán, de su porcheta nos anuncia que no estamos perdidas. Esta noche no. Nos sentamos en un mullido sofá, vino blanco y zumo de naranja natural, un halo de eterna elegancia emana de mi hada madrina que me trae tu recuerdo como en un cuento.

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