domingo, 27 de junio de 2010

las gacelas enfermas


El sexo sin amor 
es una experiencia vacía
Pero como experiencia vacía 
es una de las mejores.
Woody Allen (1935-?) Actor, director y escritor estadounidense.

No estoy, ay, por la labor de joder por joder. Eso se ha quedado en el camino, como las cascaras de las pipas a los pies de un banco una tarde de verano de verbena. Esas ganas tontas de que te acaricie un extraño, porque resulta que no hay nadie en casa dispuesto a acariciarte se han quedado atrás. Si, son las típicas ñoñerías de treinteañera borracha y desolada a las seis de la mañana. Ese error lo he cometido muchas veces últimamente. Ya estoy harta, de verdad. Ya no le veo la gracia a sobarme con un niñato musculoso de camisa por fuera y flequillo de aspirante a cantante. En serio, y la prueba de ello, es que ayer rechacé lo que se podría catalogar como un buen polvo.


Un niñato de esos, de los que te encuentras en las discotecas las noches de verano, dispuesto a arreglarte la vida, según él, si tú se la comes en el asiento de atrás. De esos que arriman cebolleta, a la mínima, en la pista, y si te descuidas te saltan al cuello con tal de mojar. En plan hombre lobo post-adolescente. En la pista Cata y yo bailamos a morir canciones que ya ni recuerdo, quemando el alcohol de la noche. Brillando como lámparas. Avanzada la madrugada el rímel se corre, como se corre una fiesta, con el sudor que salpica a los cuerpos embriagados. La noche ha avanzado y los avances de los hombres no avanzaron.

¿Porqué será que desde hace un tiempo casi nadie me parece interesante? ¿Porqué será que prefiero reír y comentar modelitos con mi amiga, a prestar atención a lo que me susurra un tipo cercano a la cuarentena en la barra del bar?. ¡No, ni de blas!. Pereza me da. Anoche, mientras pedíamos la última birra de la noche, en una de esas discotecas para desesperados que cierra a las siete de la mañana, contábamos las monedas encima de la sucia barra que nos quedaban para juntar para la última cerveza inservible; un colombiano se ofreció a pagárnosla a Cata la Gata y a mi. Con la excusa, y al darle las gracias, me pidió un baile. Un merengue. A lo antiguo o lo americano, según se mire. Ni siquiera estoy acostumbrada a esto aquí, en España. Pero de pronto me apeteció bailar con él. Que me llevara bien, y disfrutar de un merengue auténtico, como mandan los cánones. Nos marcamos el mejor merengue de la sala. El tipo sabía el latín de los merengues. Cuando volvió la música pop el colombiano se despidió cortés y yo seguí danzando con mi amiga, sintiendo los latidos de mi corazón sobre la piel, las notas bajo mis converse y las miradas de los tíos a la espalda como pistolas apuntando.

Un par de chicos, Ivan y Javi - jovencitos musculitos a la caza-, se nos acercaron a saco, como los depredadores de los documentales de la dos que buscan a la gacela enferma de la manada. Como si hubieran descartado ya la mejor pieza, demasiado difícil de cobrar y se hubieran decidido por la más débil del redil, al vernos bailar hasta el amanecer. Pobres. Cuando se encendieron las luces, insistían e insistían, hasta el hartazgo en llevarnos a su casa. La Cata y yo, seguidas de cerca por estos dos lobos hambrientos de la noche hasta la puerta misma de mi coche, nos lazábamos miradas cómplices sabiendo lo que vendría después. ¿No van los tíos y se hacen los preocupados porque condujéramos bajo los efectos de nuestras mil birras?. ¡Lo más!. Y no, de gacelas enfermas nada. Sólo nos gusta bailar y charlar. No somos ni pajas asistidas ni dejamos para el final lo que se puede conseguir de cualquier otra forma. ¿Follar por follar?. No. Hombre no. ¡Qué ya me he visto demasiados documentales de animales!.

pie de foto: gracias a Flaura por su inspiradora foto.

13 comentarios:

  1. Buen día Maggie, me gusta mucho como has narrado vuestra soiree de ayer, genial el detalle de las converse, tampoco yo creo que terminar intercambiando fluidos con un desconocido sea el broche perfecto para ninguna situación. Quizás en algún momento pueda ser estimulante pero es desagradable la gana de salir corriendo que se te vienen después ;:

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  2. Hay un grupo en Facebook que dice que a las 6 de la mañana es mejor comerse un bocadillo que un trol. Y yo me uní no porque crea en los troles (ni que yo fuera Gisele Bunchent), si no porque realmente es tristísimo esa puta necesidad de sentirse deseada. No la quiero nunca más yo tampoco, pero sé que cuando mi novio me deje será eso o un tiro en la sien

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  3. Buenos días desde el insomnio Wendy, esas ganas de salir corriendo, sobre todo después, es mejor recordarlas para salir corriendo antes, porque me parece que no compesa. Me alegro de que te haya gustado la entrada, y si, salgo con las converse de batalla, para poder bailar y en última instancia, salir corriendo, jaja

    besos

    Querida Flaura, gracias por tan inspiradora foto. Tienes toda la razón, mucho mejor un bocata, pero hasta que aprendes esa lección, por lo menos yo, me he comido un par de trols, jajaja. Y es que cuando una tiene hambre de cariño, a veces se acepta cualquier cosa. Pero bueno, no me culpo, vale como experiencia, y me sirve para no volver a caer...Joder, Falua, que a lo mejor eres tú la que un día plantas a tu novio...no adelantes acontecimientos! Un besote

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  4. Bueno chicas pongamosle un poquito de sentido del humor. Flaura y ¿Por qué te ha de dejar?

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  5. ¡Es el fin de los folladores de última hora!
    ¡Oh, Dios, qué va a ser de nosotros!, tendremos que volver a la paja, con lo bien que estaba pajearse en un coño...

    Hala, Maga, casa nueva, vida nueva.

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  6. Bonita foto... Te he visto por mi blog y venía a cotillear. Supongo que al final todo cansa, y el follar por follar tiene su momento. Como experiencia está muy bien, pero con el tiempo te deja un poco vacío, no? me ha gustado tu descripción de la escena, depredadores incluidos, yo utilizo a menudo ese tipo de vocabulario para describir situaciones de encuentro ;)

    Me quedo por aquí, nos vemos :).

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  7. Descasado, eh, chaval ¿pero tu no tenías novia? uyuyuy...

    Su, me gusto mucho tu blog, dices verdades como templos y das buenos consejos, gracias por pasarte por el mio. Bienvenida, y si, estoy hartita del temita! No sé el tiempo que aguantaré sin sexo, pero ya he llagado a ese triste punto...

    Un beso

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  8. Que increible! Resistirse a tan bellos ejemplares!!!

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  9. Pulgarcito, si, increible...porque como se dice por ahí, a ciertas horas todos son guapos :-p. Pero en realidad, no pensaba en eso...

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  10. Sí, Maga, tengo novia o algo parecido, pero para poder decir chorradas me salto ese aspecto.
    Yo lo que había oído es : "no hay mujeres feas, hay poco alcohol".

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  11. Lo sé, lo sé, es una cuestión de autoestima.

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  12. Maggie, en mi entrada "regalos musicales" he dejado uno para ti, espero haber acertado.

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  13. Jeje, muy bueno el post, lo recordaré esta noche cuando los últimos de la manada queden al acecho, y se acerquen sigilosos a mi cuadrilla..jajaaja..a una amiga mia le asalto un liliputiense cuando ya iba de retirada, después de despedirnos,

    "¿No soy de aqui, sabe de alguna disco que este abierta a estas horas?"

    Mi amiga: "Pues si, por esa calle y po ahi"

    Él : "Am, gracias, y ¿me acompaña?"

    Mi amiga: "No, me iba ya de retirada, estoy cansada"

    No insistio el liliputiense X)

    Saludines guapa.

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confiesa aqui o en: lamagamaggie@gmail.com

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